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Pensando con Yayo Herrero – ¿De qué estamos hablando?

El pasado día 24 de marzo de 2018 la organizaciones que forman el grupo motor de ONGD’s de «Participar para Poner la Vida en el Centro» celebraron su primera sesión de trabajo en Sevilla. En esta primera cita tuvimos la suerte de trabajar junto con Yayo Herrero, antropóloga, ingeniera, profesora, integrante de Ecologistas en Acción y reconocida activista ecofeminista. Antonio Moreno, del colectivo CRAC, dinamizó toda la jornada acompañándonos en el proceso de creación colectiva.

Los objetivos que nos planteamos en esta primera sesión fueron los siguientes:

  • Definición colectiva de qué significa “Participar para poner la Vida en el Centro”
  • Detección de dificultades y potencialidades
  • Construcción colectiva de criterios metodológicos y de contenidos
  • Definición de indicadores.

El texto que incluimos a continuación es el resultado de todo el proceso de reflexión y construcción colectiva realizado en esa primera sesión.

¿De qué estamos hablando?

Participar para poner la Vida en el Centro supone impulsar procesos participativos en los que las personas incorporemos criterios de sostenibilidad, feminismos y justicia global en las decisiones que se tomen.

Buscan generar deliberación sobre Cuál es la vida que merece ser vivida, atendiendo y problematizando la concepción hegemónica de Bienestar, Capacidades, Necesidades y Deseos. (Es decir la idea que ha construido el capitalismo entorno a cada una de esas condiciones)

Resulta imprescindible facilitar “ideas”, “Conceptos” que no están en el imaginario hegemónico colectivo (construido por Telecinco, Editorial Santillana, La LOMCE o El país, entre otros), pero que son esenciales para las deliberaciones necesarias si realmente queremos Poner la Vida en el Centro.

Pivota entre tres ideas-conceptos claves: Ecodependencia-Interdependencia-Justicia Global

Ecodependencia: Para lo que resulta fundamental “jugar” con las ideas de límites de los recursos, del origen material de los bienes y recursos que nos rodean, de las huellas que deja nuestra sociedad en el territorio cercano y lejano, local y global. Y de la relación existente entre la satisfacción de nuestras necesidades básicas reales (por lo que hay que revisarlas colectivamente) y la disponibilidad de recursos materiales, energéticos, ecosistémicos, que la biosfera alberga.

Reconociendo la necesidad de mostrar y desvelar los procesos que “hacen posible la Vida” desde el punto de vista de la Naturaleza (¡Viva la fotosíntesis!)

Facilitando la posibilidad de complejizar la mirada, de desarrollar un enfoque sistémico, de procurar las herramientas de interpretación de la realidad que nos permitan comprender la relación existente entre nuestros actos cotidianos (individuales y colectivos) tales como alimentarnos, vestirnos, habitar, desplazarnos o relacionarnos entre nosotras, y la crisis sistémica (ecológica, de cuidados, de justicia, etc) que estamos sufriendo. Esto sin olvidar que todos estos actos están provistos de bienes y servicios por el sistema de producción-consumo2

Aprendiendo comunitariamente a amar el territorio. Poniendo en práctica relaciones sanas con el medio y las personas como objetivo.

Interdependencia: Rompiendo con el mito moderno de la independencia y sin quedar atrapadas en la dependencia. Asumiendo que la Vida humana “No es una certeza” sino una posibilidad. Que dependemos de otras personas que nos cuidan y a quien cuidamos. Desobedeciendo y repolitizando los cuidados. Visibilizando y corresponsabilizando-nos comunitariamente de las tareas de cuidados.

Impulsando procesos emancipatorios que favorezcan sujetas autónomas y a su vez interdependientes que crean, construyen y se autorizan, desde el reconocimiento y autoreconocimiento, desde los tiempos, necesidades, inquietudes.

No perdiendo nunca la visión Autonomía-Interdependencia-Comunidad.

Asumiendo y potenciando nuevos modelos de éxito, que tengan que ver con el poderío. Buscando desarrollar y poner en valor los poderes vitales y estrategias para la vida, necesidades vitales para la sostenibilidad propia y comunes.

Reconociendo la necesidad de mostrar y desvelar los procesos que “hacen posible la Vida” desde el punto de vista de los cuidados.

Justicia Global: Reconociendo la Interdependencia territorial. Asumiendo que para el buen convivir y la Vida que merece ser vivida debemos definir dos criterios irrenunciables: la Universalidad (porque todas las vidas han de ser igualmente importantes) y la Singularidad (porque si no se respetan las diferencias y se garantiza que la diversidad no deviene desigualdad tampoco es buen convivir)

Buscando la empatía desde la práctica, empatizando con la actualidad ¿Qué está pasando? ¿A quiénes afecta?

Construyendo espacios que tengan en cuenta las desigualdades de las que se parte (edad, país de procedencia…).

Atención a la diversidad! Funcional, de aprendizaje, cultural, de género, comunitaria.

Visibilizando minorías. Visibilizar referentes alternativos.

Visibilizando las distintas miradas de ver el mundo. Poniendo en valor la ideo-Diversidad (biodiversidad cultural)

Para ello debemos generar espacios-contextos y procesos que Pongan la Vida en el Centro.

Espacios-contextos: Debemos generar espacios de enseñanza-aprendizaje que den protagonismo a las personas, haciendo especial énfasis en el protagonismo de niñas, niños y adolescencia, fomentando la autonomía y la capacidad de decidir desde la infancia.

Generando y facilitando relaciones personales atendiendo a los (buenos) tratos, afectos, empatías y emociones.

Asumiendo que los tiempos no deben atender a la inmediatez y sí a la diversidad de ritmos. Respetando los tiempos de las personas y colectivos.

Asumiendo los escasos tiempos con los que disponemos como educadores/as que nos “obligan” a metodologías y herramientas creativas y transformadoras.

Reconociendo que los tiempos humanos no son iguales a los tiempos del sistema.

Entendiendo la necesidad de encontrar los tiempos necesarios para experimentar y “generar laboratorios”

Generando contextos de formación interna en las temáticas que nos atañen (feministas-ecologistas-de justicia global)

Fomentando el Trabajo en Red (no se puede saber de tó).

Facilitando que el grupo participe activamente en el análisis de la realidad-elaboración de propuestas-ejecución-evaluación.

Asumiendo que la participación tiene que ver con el reparto de poder y con la mitigación de asimetrías en cuanto a posibilidades de ser escuchadas o tenidas en cuenta a la hora de analizar el mundo, elaborar y ejecutar propuestas colectivas.

Generando contextos de participación horizontal, en el que todas las personas independientemente de su origen geográfico, lo que les penda entre las piernas, estatus socioeconómico, etc… tenga las mismas posibilidades de participar de la toma de decisiones.

Procesos: Debemos impulsar o favorecer procesos en los que poner en marcha itinerarios cíclicos, no lineales, que faciliten el aprendizaje personal y colectivo del equilibrio, el feed-back, los cambios y consecuencias de estos cambios.

Caminar en proceso, acompañar, dedicar tiempo a escuchar y escucharnos.

Trazar las líneas de continuidad de aquello en lo que ponemos la atención-arqueología-mapas de sueños.

Y debemos Re-cordar (volver a pasar por el corazón) a cada rato que esto tiene que ver con nudos más colectivos.

Estas 5 ideas fuerza nos comienzan a mostrar criterios deseables a los que nuestras intervenciones educativas deben atender para irnos aproximando a esto que estamos llamando «Poner la Vida en el Centro». La medida en la que nuestros proyectos se acercan o no a estos criterios lo utilizaremos como indicadores para diagnosticar nuestras propuestas actuales en marcha como trabajo previo a la segunda sesión de trabajo.

Compartimos aquí el documento completo con la definición de los indicadores y el cuestio-reflexionario.

documento indicadores PARTICIPAR PARA PONER LA VIDA EN EL CENTRO-1